Por primera vez me pareció, de pronto, que el mundo podía ser lo suficientemente grande para albergar a la naturaleza de los pensamientos. No sé por qué, pero -también de pronto- las estrellas que habían sido flores y la flecha que antes había sido pluma corrían paralelas en el fluir de los acontecimientos. Y navegaban al unísono en aquel viaje sin distancia.
Un planeta perdido y sin la protección de la incercia, quiso probar aquel encuentro. Sin causar molestia alguna, se adosó a ese experimento fútil y efímero.
Atraído por la solemnidad de la idea, los corales, siempre con la querencia a adherirse a cualquier cosa, trasladaron sus raíces a aquella cosita de estropajo. Y una corola de algas blancas crecieron, por el arte de la espuma, en el centro de la composición, para atraer las miradas.
(Recuerdo del verano)
Gracias a un e-mail yo tb viví esta obra de Arte, propia de sirenas.
ResponderEliminarGracias.
Álvaro, superviviendo.
Y allí sigue, en la estantería, gobernando su órbita
ResponderEliminarxDDD
BSS