jueves, 31 de enero de 2008

Ecos para la vida

En el interludio de la creación, los vacíos se multiplicaron, las presencias se diluyeron, las ausencias acamparon a sus anchas sin ser productivas y dejó de tener sentido buscarle al tiempo segundos para ayudar al reloj en su perenne viaje. A fin de cuentas, si éste se iba a mover conmigo y sin mí, ¿qué más daba?

Y andando los días y las noches, mira tú por dónde, que un espacio en blanco se empezó a convertir en la seña del olvido, en la mancha del vestido nuevo, en la ventana tapiada para los versos, en el muro de los lamentos en el que no podrás escribir, porque todo él es una queja hueca.

Por favor: Que alguien (tal vez tú) le recuerde a los ecos su cometido; por muy cansada que se sienta la montaña de estar siempre de pie tratando de hacerle ver al eco, una y otra vez, que su resistencia solo tiene sentido si la voz tiene cabida,
tiene cabida, tiene cabida...
tiene cabida... cabida....
cabida...cabida...
vida, vida,
vida, vida,
vida...

martes, 29 de enero de 2008

Donde viven todas las cosas. Fragmento de cúpula verde

Aquellos juncos habían crecido tanto que volcaban, levemente, sus últimos tallos hacia el camino. A ambos lados, el verde de las hojas se cruzaba en un abrazo tejido, como si las de una vereda quisieran mantener a las de la opuesta. Y del encuentro había crecido un pasillo coronado de verde, que alfombraba de sombras irregulares el suelo. Parecía que la naturaleza, conscientemente, se hubiera vuelto una libertina arquitecta capaz de concebir el orden desde la más pura improvisación. Una diseñadora de ramas que traspasaban su propia verdad para convertirse en la nave de un templo fugaz, abierto para el noche y para el día.

La foto -era cerca de Iguazú-, la perdí hace mucho tiempo, como otras tantas cosas. Pero vive en mi memoria.
Allí, en el lugar donde viven todas las cosas...

sábado, 26 de enero de 2008

Grilleras en venta

No sé cuánto podría haber de mí
-si se diera el caso-
de grillo, de sumisa esclava,
de indefensa y de fácil presa.
No sé cuáles son las fronteras de mis límites,
ni cuánto miden,
ni hasta donde acostumbran a extenderse
cuando dibujo los días, sembrando
la cotidianeidad desde cerca.
Y sigue habiendo tantos que se empeñan
en encerrar las formas en otras formas,
la luz en ideas ajenas,
la naturaleza entre pajareras huecas,
los cantos en cafeteras de cristal,
los peces en las neveras, y los nidos,
ay, los nidos...
en las hormigoneras.
No sé para qué sirve
hacer gritar a la tierra.

viernes, 25 de enero de 2008

El adiós

El hombre, antes de romper a llorar, dejó al buho partir de aquella habitación que olía peor que una cuadra sin limpiar. Entendió, al verlo, que su vuelo no estaba hecho para adornar la quietud de su alma de taxidermista.

lunes, 21 de enero de 2008

La espera

Tengo hilvanado el presente con pespuntes de rima libre
que cosen jazmines de nardos
y tejen futuros
horadados con brillos polisémicos.

Tengo pensado el porvenir con una ensoñación real
que parte de la senda de las cosas que existen,
entre inventos de anhelos, no creados,
y vestidos de camuflaje

Tengo una visión de las cosas
que nace de una línea recta que se arquea
y confluye en gárgolas
que vierten las palabras que ahora escribo:
hoy, aquí, ahora.

Tengo varias preguntas huecas,
un desinterés en interrogante,
una emergencia aparcada, y superpuesta
a una hazaña por hacer,
sostenida por necesidades enormes.

Tengo más palabras.
Pero, esas -las otras-
se van a quedar en estas hojas
que esperan describir tu mirada como respuesta.

jueves, 17 de enero de 2008

El ocaso de los genios...

... llegó en silencio,
oliendo a púrpura quemada.
Un racimo de farolas alumbró al delirio
"en una calle cualquiera, camino de cualquier parte".

Dos gritos quebraron el vacío de acontecimientos:
uno, saludó al comienzo;
el otro, se tapó los ojos
para que no le vieran regar el encuentro
con la humildad.


Para Álvaro.
Camino a la Posada del Lucero.

domingo, 13 de enero de 2008

Adiós, poeta



La ciudad cero hoy llora sin guarismo posible la despedida del alma que la habitó. Y se abriga de ausencia.
Hasta siempre, Ángel González.


Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo.
(Fragmento del poemario Áspero mundo)








El éxito de todos los fracasos...

lunes, 7 de enero de 2008

Envoltura para sueños, pedacitos de mentiras dulces



A veces, las noches se visten de azúcar,
las ilusiones aguardan en cada esquina,
la vida se convierte en escaparate
y la niñez sonríe desde el espejo de otros ojos.
Entonces, en esas pocas veces,
cuando las prisas se hacen amigas de las esperas,
y las cabalgatas abren nuevos futuros,
uno puede desear un porvenir
alfombrado de infancia.
Aunque sea de mentira.

jueves, 3 de enero de 2008

miércoles, 2 de enero de 2008

Itinerarios grises I

Ardo en voces frente a la verdad a medias,
coloreada del amarillo
que viste la intransigencia.

Escribo mañanas para atardeceres que,
por más que vivimos
nunca terminan de morir.

Final inacabado para una historia

-"Te advierto que te dolerá", dijo en este punto la costurera.

Y mientras el escritor miraba más allá, le clavó un alfiler mediano, con la cabeza negra, junto al tercer lunar del cuello.

Estupefacto y divertido, el escritor dejó salir una enorme carcajada que olía a tinta. Era monosilábica y rítmica. Casi construía endecasílabos, pero justo cuando estaba a punto de llegar al "ja" número diez, justo en ese momento, cambiaba de verso, para construir una segunda línea en el aire, llenando todo de alegría. El ritmo parecía tornarse encadenado en los tercetos, que parecían imitar a Garcilaso y sus metros italianos. Pero no puedo terminar, porque cuando estaba cerrando el segundo terceto, volvió a notar un picotazo -esta vez, enorme- que le hizo contener la respiración, mientras comenzaba a preguntarse cómo podía sufrir tanto un corazón.

-"Te dije que te dolería", le repitió la costurera con la misma simplicidad de antes. "O, ¿qué creías tú que era hacer poesía?"


El escritor, aturdido, se llevó la mano al pecho. Se alivió algo al comprobar que no sangraba, pero notó -como si lo viera- cómo, por dentro, un brasero de picón iba quemando todos los versos que había escrito a lo largo de su vida, hasta desahuciarle.



martes, 1 de enero de 2008

Palabras del revés

"Aquí",
dijo la mañana,

Y me habló de un adverbio
de porte imperativo,
algo inocente

(con la ingenuidad que tienen
los que creen que son obedecidos por
su simple presencia);


algo promiscuo

(fundiéndose con los otros
en el preciso momento que
la perspectiva
da un giro y aleja
y mediatiza los espacios);


sin la marca de un género,
o de un número,

(con la invariabilidad que le otorga
una gramática obsoleta
que no entiende que mi aquí
nunca es el tuyo).

¿Que qué es el Arte?

Valiente pregunta.
Nada de polisemias: de valentía nada. Lleva el significado de ¡valiente estupidez!



Anda ya...