lunes, 31 de diciembre de 2007

Resumen alborotado de recuerdos de un año (perdón por las ausencias, que son muchas pero nunca están)

Bueno. He tenido un mal día.
En realidad no ha sido malo. Solo regular. Muchos dirían que he sido una privilegiada por vivir este día.
Definitivamente... he tenido un gran día.
Voy a obviar que he dormido mal esta noche, porque me acosté demasiado despierta. También dejaré pasar el hecho de que apagué el despertador esta mañana, porque tenía sueño, y casi llego tarde. Olvidaré que cogí un autobús repleto de gente que me estornudaba encima y que olía (el autobús) a pecera podrida. También olvidaré que no pude irme andando porque iba cargada como una burra (pobre burra, siempre lo mismo, con sus alforjas) porque un necio/a venía hoy a ver "los papeles" del trabajo que yo tenía en casa. Y, por dejar pasar, dejaré correr un pequeño incidente mañanero que no tiene importancia, pues, a fin de cuentas, nadie dijo que vivir fuera fácil (el problema es que a mí me pareció oír cierta vez que el cuco voló del reloj para reirse del taxidermista, porque él era de madera ya).
Ya no me acuerdo de que me dolía una rodilla porque no puedo llevar peso encima. Un día de estos me convertiré en migraña ajena, y seré pesada para otro. No, no... no quise decir eso. Quería decir que cualquier día de estos, cuando nadie me mire, me meteré en el armario de puertas correderas a dormir y me vestiré con una corbata de propaganda, una falda pasada de moda, un jersey que no abrigue y un pañuelo en el cuello (para no perder la costumbre). No iré a ninguna parte, simplemente, me pondré todo eso para que queden perchas vacías y colgarme (entiéndase, encontrar un hueco) pasar desapercidida. Alguien preguntará:
-Pero bueno.... ¿dónde estaba esa corbata que juraría que dejé allí?
Pero allí ya será aquí, y la vida, plagada de adverbios y de determinantes, concederá una esperanza a la revolución silenciosa, la de la desubicuidad.

No me auditaron (verbo estúpido de conjugar donde los haya) gracias a la vida, o a los cucos, o a la noche. Para celebrarlo fui a comer a un sitio que creí que era, por este orden: pijo, caro y pelín snob. Y mira tú por donde era barato, corriente (aunque con cierto tilín, tilín, que viene el tren de la bruja y te dará con el globo de color rosa en la cabeza), limpio, agradable y todo estaba buenísimo. Luego he estado rompiendo papeles, reciclándolos en unas bolsas enlutadas y enormes que tocaron Campanas cerca de la plaza, ante la muerte de la tiranía escrita..., y no he hecho otra cosa (casi).

En fin, fin, fin, que hoy dispuesta a seguir resolviendo enigmas a tres bandas, con cocos, almirantes de la locura (la locura siempre debe tener quien la desgobierne) y salamandras en clave de melocotón, o en chispazo termodinámico retroproyectado hacia el fin, fin, fin.

Este fue el año de las adelfas y sus Hijos, de las letras al abrigo del Barranco, del cierre de los viajes hacia los olivos, que se han tornado Álamos.

Y este será el año de escribir hasta que duela, para que aunque nadie entienda, alguno sea feliz con una carta de remite ajeno -con olor a tierra caída (no sé si mojada)- que se posó en el buzón de cualquier extraño con tendencia a mirar, a enredarse el pelo, garraspear o contarle las patas al gato (que siempre tiene tantas como guindas lleve la tarta de un cumpleaños vertido en un mensaje).

FELIZ AÑO.

sábado, 29 de diciembre de 2007

Forito


No sé cómo he llegado hasta ahí, pero aquí llegué. Y me encontré esta intervención en un foro de Las Tres Mellizas (que deben ser un webo de niñas, con perdón).

"Hola me llamo Maria
quiero buscar novio de 10 a 12 años y que viva en valencia por la Avenida Alameda porfavor escribirme al:*****@ono.com, espero que respondaisss.A y antes de olvidarme que sea guapo casi mas alto que 1 40 que no sea bago y que sea del oroscopo capricornio o cancer.gracias"

Todo está copiado, tal cual, salvo el correo de la cría, que he suprimido por razones obvias. Las cosa es que no sé qué es lo que más me ha gustado, si su estatura, que le pida al príncipe alamedario que no sea vago (o bago, a fin de cuentas debe ser parecido) y que tenga un horóscopo que si sale con barbas San Antón y si no, la Pura Concepción.

En fin...ARRIBA MARÍA, y que Dios nos coja confesados.

Pasteles de madera, hojaldres de plata, azúcar congelada

Planchas de prensa,
planchas de fotos,
placas de zinc,
bases de mercurio.

Fotograbados en tipos de imprenta
descoloridos de tanta intemperie;
tacos de madera agujereados por las polillas
que juegan a excavar avenidas imposibles
para ciudades en extinción.

Y allí al fondo,
entre ocres sucios y amarillos descompuestos;
entre nueve nubes de gasas,
el recuerdo centenario
que te sigue haciendo vivir
con la fidelidad del frío,
en un material que ya
no alberga esperanzas.



domingo, 16 de diciembre de 2007

Cuestión de gusto

Me gusta leer.
También releer.
Y me gusta acordarme de las cosas que leo.
Por dulce placer.
A veces, por placer masoca.
También me gusta olvidarlas,
por el mismo ambivalente placer.
Y descubrirlas (a veces redescubrirlas, a veces (re)inventarlas,) en cualquier momento.
Y, de pronto, esa señal a lápiz o a boli en el libro,
o en la piel,
esa hoja seca que separa las páginas,
esa doblez alta,
ese beso, esa lágrima, ese muermo que se posó allí,
esa señal sonora en las letras...
trae a la memoria el recuerdo.

Y éste, a veces, está dormido. Otras es violento.
Otras reniega de sí mismo y revienta, y quiere destruirse sin conseguirlo;
otras suma y sigue, y consolida, reconstruye;
otras tira el libro por la ventanilla de un coche en marcha y lo siembra con desdén en una cuneta por donde pasará una fila gigante de hormigas que olerán lo dulce de las letras (las hormigas creen que todo es dulce: viven a ras de la tierra).
Las hormigas devorarán el libro y, con él,
los recuerdos,
el relámpago chispeante de energía
que conduce a la memoria por los laberintos del pasado.
Aquellos que, conforme se recorren, varían sus setos
y deforman las calles recorridas
para que nunca encuentres la salida,
para que nunca salgas
de las arterias que retienen la vida de los sueños vividos
en las letras...
...las de la memoria de algunos recuerdos.