desde que podaste todos los árboles del jardín
para llenar el espacio de sensaciones;
desde que cortaste las hojas nuevas de ficus
porque eran brotes molestos;
desde que recogiste todas las flores caidas,
porque alteraban, seriamente, tu estabilidad visual;
desde que cubriste de cemento las piedras
sobre el suelo de tierra y dejaron de ser el filtro natural
que dejaba pasar el agua de la lluvia
que alimentaba todo
¿¡qué queda!?
Ya no puedo fiarme de ti.
Pues eso.
Dedicado a La calle de la inspiración.
La que me hace escribir cada mañana.
Tendré que pasear por allí a menudo... porque si salen cosas así... ;)
ResponderEliminarjajajajjaja
ResponderEliminares una calle preciosa, una de mis favoritas, pero siempre voy por ella más rápido de lo que quisiera, y sin papel... El resto, lo conoces: el móvil que suena a fantasma!!! ;)
Un abrazo