Una mañana vestida de metáfora
(madrugadora);
un espejo, un mar, dos velas
(una a San Francisco, la otra al Diablo,
por si acaso);
un buenas noches, Noche
(por respuesta)
un "porque los cipreses de Itálica
esperan siempre la mano blanda
del viento que los pulse".
(Y el eco acompañó al aire
para que no durmiera solo).
A Francisco Vélez Nieto
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