Siempre habrá un albatros caído
desplegando las alas en cubierta,
y un marinero que lo provoque
dándole con la pipa en su pico,
dijo el poeta.
Y un pelícano hambriento
con el buche vacío,
una golondrina atormentada
enlutada desde el nacimiento,
un cernícalo insistente...
insistente, insitente...
Y un sambenito, ofertado en pública subasta,
para cualquier Ícaro divinamente humano
que no pretendió volar alto:
sólo lo hacía para sí.
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PD-1. Volaremos.
PD-2. Adoro al héroe sin perfume.
Huele mejor que los dioses.
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