Se me quedó la médula sin adjetivos
en medio de la intimidad del agua
que buscaba, en el fuego,
aquella imposible coexistencia pacífica.
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Se me quedaron vacíos los rincones
en el bar de la plaza,
donde la muerte es cosa de hombres
y las mujeres, mejor de lejos
y en fila.
Al pájaro que cayó del nido la otra tarde, antes de que Él lo convirtiera en piedra y a mí me dejara seca.
Pobre pájaro....todos tenemos que caer del nido....alguna vez.
ResponderEliminarSon flechas que llegan de manera directa.
ResponderEliminarUn besazo!
Bss
ResponderEliminarLo peor de todo es que hay quien le duele ver pequeños pájaros muertos en el suelo, pero no en los informativos...
ResponderEliminarMe ha gustado su página.