miércoles, 11 de marzo de 2009

Ea..

Te pasas el día
encapsulando nubes,
acariciando el teorema de Pitágoras,
midiendo las posibilidades de "ene"
cuando el límite tiende al infinito,
considerando que si "equis" es igual
o mayor a cero y tal y cual...
Y entre probabilidades
llegas al principio de la incertidumbre dichosa
y de sus malditas leyes
cosificadas como un alfabeto
(qué más da si es alfa u omega).

Y yo te dejo...
te dejo que sopeses la tangente
como inicio de la simetría;
y que sumes en el desayuno
tantos logaritmos neperianos
(y la madre que te parió)
antes de darte cuenta de que
(deja ya la calculadora)
yo soy tu proporción áurea.

Ea.

7 comentarios:

  1. Me encanta el poema, un poema lleno de matemáticas... y ese paréntesis, que parece un cabreo, y "la madre que te parió" y "deja la calculadora"
    ... y ese final: "soy tu proporción aurea", el número infinito, el número "dorado"
    me parece fantástico.
    un beso,

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  2. Lola, es absolutamente genial... Al principio he pensado que era una oda a las matemáticas pero no...Y es que nunca fui buena despejando incógnitas.

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  3. "Te pasas el día
    encapsulando nubes,
    acariciando el teorema de Pitágoras"


    Hay que ver lo que llena un amor matemático!
    Saludos

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  4. Mira por donde, hasta de los fríos números -cuando se sabe- se puede extraer poesía...
    Un abrazo

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