Mientras ellos redefinen a la poesía,
los otros ellos apuestan por su espejo
y enfrentados en las aceras,
siembran las avenidas de candente hierro,
las esquinas de monolitos, y las calles
de inútil mobiliario de diseño.
Los primeros demonizan al infinito,
por estrecho;
a las estrellas, por travestidas;
al mar, por carecer de esqueleto;
al sol, por calienta versos; y a la lágrima fácil,
porque estamos en tiempo de sequía,
que no para de repetirlo el hombre del tiempo.
Los segundos se estremecen ante el once
por galante; ante los astros, por serenos;
ante la gasa, por transparente;
ante el vaporoso rosado del alba
o el carmín terciopelo, por eternos;
que no son relojes parados, sino movimiento.
Y así las cosas, cada noche,
ajenos a declinar verbos compuestos,
tú y yo barajamos nuestra gramática
y bautizamos ese lunar nuevo
-para otros llamado verruga,
excrecencia cutánea o abultamiento-
que originó aquella caricia
más allá de la prisa de los términos.
domingo, 30 de noviembre de 2008
Cuestión de aspecto, modo y tiempo
sábado, 22 de noviembre de 2008
Hizo la guerra a las ratas
Como si fuera un afilador,
el día lima los dientes que la noche no ha arrancado;
mellas doloridas
por las que gimen los vestidos de las mujeres
y las manos de los pocos niños
que la guerra ha prestado,
para esta jaula desahuciada
en eterna fianza.
Los caminos a ninguna parte
enarbolan las banderas
en ese nuevo himno
a la patria de nadie.
Un ejército de hambre
ha perdido los acordes.
Sin flautista y sin espera,
la Ciudad de las Ratas empuña la crueldad,
sin lograr acceder al precipicio deseado
que termine con esta lacra:
la peor de las enfermedades.
Ha nacido como todas,
sobre una cálida madera noble
de un mesa de despacho.
En ella el mundo se divide
en las columnas del haber y del debe,
que siempre pierde;
siempre.
Junto a ellas se posan sobre el mapa
-para dejar el mismo cerco de siempre-
siempre,
tres vasos de coñac, dos de whisky
y otro de agua con gas;
junto a dos ceniceros relucientes
-fumar perjudica seriamente la salud-
y el anillo del dedo índice que sabe,
siempre sabe,
cómo multiplicar el dinero del más rentable dolor.
No hay negocio más beneficioso
que la guerra
ni peor ambición que el ansia
de la revancha
-servida fría,
muy fría-,
a punto los motores
en el filo de dos telediarios;
postre para platos de indiferencia.
Hizo la guerra a las ratas.
Las únicas capaces de comer de la miseria
y seguir vivas.
el día lima los dientes que la noche no ha arrancado;
mellas doloridas
por las que gimen los vestidos de las mujeres
y las manos de los pocos niños
que la guerra ha prestado,
para esta jaula desahuciada
en eterna fianza.
Los caminos a ninguna parte
enarbolan las banderas
en ese nuevo himno
a la patria de nadie.
Un ejército de hambre
ha perdido los acordes.
Sin flautista y sin espera,
la Ciudad de las Ratas empuña la crueldad,
sin lograr acceder al precipicio deseado
que termine con esta lacra:
la peor de las enfermedades.
Ha nacido como todas,
sobre una cálida madera noble
de un mesa de despacho.
En ella el mundo se divide
en las columnas del haber y del debe,
que siempre pierde;
siempre.
Junto a ellas se posan sobre el mapa
-para dejar el mismo cerco de siempre-
siempre,
tres vasos de coñac, dos de whisky
y otro de agua con gas;
junto a dos ceniceros relucientes
-fumar perjudica seriamente la salud-
y el anillo del dedo índice que sabe,
siempre sabe,
cómo multiplicar el dinero del más rentable dolor.
No hay negocio más beneficioso
que la guerra
ni peor ambición que el ansia
de la revancha
-servida fría,
muy fría-,
a punto los motores
en el filo de dos telediarios;
postre para platos de indiferencia.
Hizo la guerra a las ratas.
Las únicas capaces de comer de la miseria
y seguir vivas.
domingo, 16 de noviembre de 2008
Principio IV
Se nos quedó el mundo desnudo,
deshabitadas todas las palabras,
tan agrietado,
tan desamparado,
que hubo que abrazarse fuerte
tú en mí,
yo en ti,
para aguantar el vacío
al abrigo de un único aliento.
Brotaron de él todas las interjecciones.
Y ellas, descaradas por descarnadas,
desarraigadas como el alarido,
consecuentes como la verdad,
fueron capaces de ser la llave
de todos los demás sintagmas.
Fue al principio,
cuando el mundo
estaba desprovisto de adjetivos
capaces de avergonzarlo.
deshabitadas todas las palabras,
tan agrietado,
tan desamparado,
que hubo que abrazarse fuerte
tú en mí,
yo en ti,
para aguantar el vacío
al abrigo de un único aliento.
Brotaron de él todas las interjecciones.
Y ellas, descaradas por descarnadas,
desarraigadas como el alarido,
consecuentes como la verdad,
fueron capaces de ser la llave
de todos los demás sintagmas.
Fue al principio,
cuando el mundo
estaba desprovisto de adjetivos
capaces de avergonzarlo.
martes, 11 de noviembre de 2008
En la dormidera de tus mareas
... Y estas ganas de devolverte
al murmullo de las aceras del invierno
y a las orillas perdidas en verano;
de coserte al atlas del presente
como cuando en las noches del pasado,
aun a oscuras,
eras el centro de mi geografía.
(fragmento de A Ran de Mar III)
Nuevo libro de Pura Salceda -
Ojalá pudiera acudir a esta presentación. Es de las que merece la pena.
El próximo miércoles 12 de noviembre de 2008, a las 19:30 h.
en el Aula dels Escriptors, 5º piso del Ateneu Barcelonès
C/ Canuda, 6 (Barcelona)
en el Aula dels Escriptors, 5º piso del Ateneu Barcelonès
C/ Canuda, 6 (Barcelona)
Presentación del poemario
m@res online de Pura Salceda
(prólogo de Luis Alberto de Cuenca)
Pura es autora de: Hola, de dónde eres? Manual de urgencia para navegar en los chats, Ed. B, 2003, en colaboración con Andrés Aberasturi
Versos de Perra Negra, Ed. Sial, 2005A ollada de Astarté. Ed. Espiral Maior, 2007
Edita el blog: Sintagma in Blue
Intervendrán en el acto: Iván Tubau, Miquel de Paloly Basilio Rodríguez Cañada (editor de Sial)
domingo, 9 de noviembre de 2008
Está lleno el mundo de fronteras
Está lleno el mundo de fronteras,
agoto los signos y me faltan señas:
la geografía del hambre, la del miedo,
la de la injusticia y otras encomiendas
rodeadas de zanjas con dientes de sierra
y banderas estúpidas que ondean enhiestas;
con telas de arpilleras pespuntadas sin hilo,
cogidas por alfileres sin cabeza.
Pasamos de puntillas por el atlas
por el miedo a rozar la diferencia
que arrastra cosidas las mentiras,
como pesadas cadenas
que golpean a los espejos,
desorientados de la realidad.
Se recitan eufemismos
que silencian con la voz
a más de dos tercios del mundo
que le gritan a la lengua
los colores del vacío
en una rima desierta.
Y sigo sumando comas
que añaden las de la pobreza,
las de las náuseas, las de la miseria,
en este noviembre en llamas
de pronombres de cal...
(Fragmento del poemario Gramática M)
agoto los signos y me faltan señas:
la geografía del hambre, la del miedo,
la de la injusticia y otras encomiendas
rodeadas de zanjas con dientes de sierra
y banderas estúpidas que ondean enhiestas;
con telas de arpilleras pespuntadas sin hilo,
cogidas por alfileres sin cabeza.
Pasamos de puntillas por el atlas
por el miedo a rozar la diferencia
que arrastra cosidas las mentiras,
como pesadas cadenas
que golpean a los espejos,
desorientados de la realidad.
Se recitan eufemismos
que silencian con la voz
a más de dos tercios del mundo
que le gritan a la lengua
los colores del vacío
en una rima desierta.
Y sigo sumando comas
que añaden las de la pobreza,
las de las náuseas, las de la miseria,
en este noviembre en llamas
de pronombres de cal...
(Fragmento del poemario Gramática M)
martes, 4 de noviembre de 2008
¿Nos vemos?
El próximo viernes día 7, en el Círculo mercantil de Sevilla (c/Sierpes) a las 20 horas,
el poeta y crítico literario
Francisco Vélez Nieto
leerá varios poemas de sus libros
Itálica y otros poemas y Poemas y canciones.
Francisco Vélez Nieto
leerá varios poemas de sus libros
Itálica y otros poemas y Poemas y canciones.
Este libro es de los que merece la pena...
domingo, 2 de noviembre de 2008
sábado, 1 de noviembre de 2008
Yo
Me cobijan dos letras
que alojan la presencia de tu distancia,
en el empeño por ser.
Construyen un edificio en obras
sembrado de redes y de tapias,
de ventanas y de estancias,
al abrigo de una traza tan móvil
como definida; tan libre
como el margen del inventario.
Su soporte es un camino
que se dispersa en este mapa
disparatado de señales
y otros lindes estrictos,
abierto a direcciones incompatibles
sujetadas por un único cimiento,
como el del molino que contempla,
en una tarde de rastrillos,
la quema de los rastrojos
en el incendio de mi geografía.
Y a su abrigo laten el pulso
y otras marcas relativas
que terminan siendo recias
ante el roce de la cerilla
sabiendo, como saben,
que solo con la madera húmeda
puede habitar la leña en la hoguera
y creer que toca al fuego.
Territorio parcial de la conciencia
a la espera de un espejo,
alterego,
a sabiendas de que soy
un plural en fila.
(Dormir al ego
para que venga el tú
y ellos se fundan en nosotros,
al margen de órdenes estrictas).
que alojan la presencia de tu distancia,
en el empeño por ser.
Construyen un edificio en obras
sembrado de redes y de tapias,
de ventanas y de estancias,
al abrigo de una traza tan móvil
como definida; tan libre
como el margen del inventario.
Su soporte es un camino
que se dispersa en este mapa
disparatado de señales
y otros lindes estrictos,
abierto a direcciones incompatibles
sujetadas por un único cimiento,
como el del molino que contempla,
en una tarde de rastrillos,
la quema de los rastrojos
en el incendio de mi geografía.
Y a su abrigo laten el pulso
y otras marcas relativas
que terminan siendo recias
ante el roce de la cerilla
sabiendo, como saben,
que solo con la madera húmeda
puede habitar la leña en la hoguera
y creer que toca al fuego.
Territorio parcial de la conciencia
a la espera de un espejo,
alterego,
a sabiendas de que soy
un plural en fila.
(Dormir al ego
para que venga el tú
y ellos se fundan en nosotros,
al margen de órdenes estrictas).
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