Acaba siendo ese delirio,
la plenitud que nos llega
como ensalmo abreviado en tu voz.
Las noches se funden de ausencia,
las alfombras se despliegan
y los ecos, una vez más, llaman a la puerta.
Las palabras fragmentan los espejos
que devuelven viudas y vacío.
Ya nada quiere ser hijo nuevo.
Los frutos reniegan de su cuna
y todo, todo se apaga.
No nos queda nada que no lleve un brillo en los ojos,
que no respire la calma
de nuestras palabras.
En recuerdo de una tarde de miércoles con Saray, Álvaro, Pedro Luis y Martín Lucía.
Una tarde exquisita para todos :)
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Saberos ahí,
ResponderEliminarcon La Palabra Entregada,
a la espera que germine
en la luz naciente
que nos agita el alma.
Saberos ahí,
haciendo festín deleitoso
de un cadáver exquisito
que vincula los lazos
invisibles en el ansia.
Gracias por haceros cómplices, amigos y compañeros de La Palabra. La Palabra enaltecida y honesta, La Palabra Poética, NuestraVuestra Palabra.
¡¡ Sed felices...!!
Pedro Luís Ibáñez Lérida.
¿Soy tan grande?
ResponderEliminarjajajajaja, GUAPA.
jajajajajajajaja.
Los clientes del hostal se pensarán que estoy loco.
Besos!!! y gracias!!!
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