Tardó solo unos pocos minutos en diseñar aquella pagoda china
sobre maderos paralelos.
Las líneas columpiaban el cielo,
recortando sus secretos.
A su lado, aquel jardín a medida,
el estanque surcado por el barco de la huída
y el templete junto al puente de palos.
La maleza azul dio la vida al blanco.
Y el pintor consiguió,
entre grecas,
encerrar el paraíso de aquellos dos enamorados que un día se convirtieron en pájaros.
sobre maderos paralelos.
Las líneas columpiaban el cielo,
recortando sus secretos.
A su lado, aquel jardín a medida,
el estanque surcado por el barco de la huída
y el templete junto al puente de palos.
La maleza azul dio la vida al blanco.
Y el pintor consiguió,
entre grecas,
encerrar el paraíso de aquellos dos enamorados que un día se convirtieron en pájaros.
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