sábado, 14 de noviembre de 2009

En la Fundación Fulmen...


"La fundación María Fulmen realiza por quinto año su ciclo de poesía dedicado a difundir la creación poética de las mujeres Andaluzas. Este año lo denominamos "femenino singular" por destacar a poetas singulares de nuestra ciudad.

Lunes 16 de Noviembre se presenta a Carmen Herrera. Poeta investigadora de la poesía y la imagen.

Martes 17 de Noviembre presentamos a Lola Crespo. Poeta y fundadora del grupo de poesía La Madeja de Sevilla.




La hora de nuestro encuentro de la poesía es a la 20 h de la tarde
en la sede de la Fundación,
c/ Zaragoza, 36. Sevilla"

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La sevillana María González, más conocida como María Fulmen por su librería feminista Fulmen en la calle Zaragoza, dejó un importante legado de vida y muerte que un grupo de mujeres valientes y comprometidas abrazaron y continuaron.
María fue una luchadora por la democracia, defensora de los derechos de las mujeres y una feminista reconocida a la que concedieron el premio Meridiana en 1998 por su labor de difusión del pensamiento feminista. Su único libro de poemas se titula «Entre cuna y cama». También se ha dedicado una calle de Sevilla a su memoria.
Antes de morir, María dejó ante notario sus pertenencias, su casa y su libreria en herencia a una fundación de mujeres que llevase su nombre y que se dedicase a potenciar la creación femenina en las distintas ramas artísticas y a promover todo tipo de iniciativas que posibiliten el avance de la mujer en la sociedad.
En la actualidad, tras el laborioso principio, pues hubo que rehabilitar la casa y sacar adelante un proyecto difícil, la Fundación María Fulmen lleva cinco años funcionando y entre las distintas iniciativas que han sacado adelante se encuentran un concurso de narrativa corta y otro de poesía para mujeres, cuyo premio es la edición de la obra.

2 comentarios:

  1. Que me gusto que a los buenos, se les digan que lo son. Eso ya para mí dice mucho.

    Saludos y un abrazo

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  2. Los pasos que gratuitamente regalamos al asfalto son perdidos como lagrimas, con esta metáfora deambulando por mis sesos, salía de la rua de la Sierpes incorporándome con andares cansinos hacia la avenida de la Libertad, hoy bautizada de otra forma, aunque no para mí. En mi solitario soliloquio contemplaba a mis conciudadanos inertes ante escaparates estáticos, como esperando algún cambio que no llegaba. Una oleada de humo abofetea mi olfato, el ruidoso hombre de las castañas asadas, que intenta elevar su voz entre el bullicio, le miro y le sonrío aunque este, no se percata de mi presencia. Continuo mi travesía entre bicicletas, transeúntes, artistas callejeros y el tranvía y como si un ser astral fuera nadie posa la mirada en mi, más que para esquivarme y no chocar. Amparado en el anonimato más absoluto persigo a mis victimas maquinando disparatadas ideas que como estrellas fugaces se marchan dejando una estela de luz invisible en mí querida avenida de la Libertad.

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