Me hablabas de un otoño vencido
asomado a cualquier mañana,
de un color sin sombra,
de una sombra sin tacto,
de un tacto rojo-acerola,
de nísperos dormidos
entre cuentas pendientes.
Me hablabas de sumas y restas
prendidas en la tarde,
del peso molecular de la granada
de la granada y el aloe
del aloe y la forma de la noche,
del aloe y la forma de la noche,
de la noche y las horas;
de las horas... y yo...
...y yo atrasaba el reloj
para que no llegara tarde
el próximo aguacero,
mientras corrían cuesta abajo
todas aquellas palabras
resbalando
como la piel
camino de la esquina
en la que se cruza el aire
antes del vendaval.
...de las horas...y Yo!!!...
ResponderEliminarvale!...
"Viva Triana!"...???
ops... es verdad!
ResponderEliminarFaltaba un espacio para que tuviera "sentido" el texto de debajo de la foto, en continuidad.
Saludos de patio-corralero
La primera parte es un auténtico viaje,
ResponderEliminarun abrazo.
Que bonita forma de entrar en el otoño.
ResponderEliminar¿Dónde puedo ver fotos del recital del sábado?
hermoso y merecedor de un regalo (en mi página, para tí).
ResponderEliminarUn abrazo madejero.
Felicidades. Este poema te agarra y no te suelta hasta el final, dejándote un sabor agridulce... Me encanta.
ResponderEliminarBesos.
... ...traigo
ResponderEliminarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazon
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
TE SIGO TU BLOG
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesia ...
AFECTUOSAMENTE
la madeja de palabras y de las cosas
jose
ramon...
Otoño de castallas y granás rojas como las banderas.
ResponderEliminarSiempre detrás de tu pista.
Saludos y un abrazo enorme.
Primeiro Cálice
ResponderEliminarSão esses altares de rigor a Arina em segredo edificados
Sempre que as pétalas de veludo de tua pele deslaçam
E na alvura marmorínea o sorriso descreve os passados
Mas é o futuro que leio se meus lábios aos teus soletram
Na linda do silêncio, ao fundo da tutelar penumbra
A tarde aguarda ante o cintilar sincopado do browser
Teu perfil sob a cascata sedosa dos cabelos síceranos-
Sibilinos sussurram-me o olhar ledo de colorir a sombra
Repetindo cada gesto tudo quanto o sonho apenas requer
E crescem-me aos olhos tamanhos os amanhos de mulher
Os trabalhos, as lides, as esperanças que só o desejo cobra
Pondo cobro ao tédio se sobraça e grita, incita e tece obra:
Eis o aval de quem se prende por cativo preferir ser homem
Cuja bandeira sacudida alude rebeldias ancestrais helénicas
Na senda dessas flores acesas que em ternura se consomem
Brilham nos céus pejados labaredas iridescentes e académicas.
Não sei quem foi que disse isso ser amor alguma vez sequer...
Porém, essa esquina única em que a alma se baloiça e me dobra
Ferve em cachão se tua mão me açoita semeando nessa sina sobra
De vivo esse ser, ao soltar-se o silêncio audaz no repentino arder!