lunes, 28 de octubre de 2019

Poesía y basura

A cinco minutos de que suene el timbre y comience la clase, Huxley, Bradbury y Orwell entran con paso distraído y se sientan en la última fila. Reservan un cuarto puesto pegado a la ventana para Gregorio Samsa, que falta ya desde hace semanas. Como viene siendo habitual, juegan a las cartas. Discuten sobre los dientes de leche del Señor de las Moscas y se apuestan al azar un mundo feliz.

No molestan. Casi no se les oye. Sólo, de vez en cuando, alguien que no ha oído hablar nunca del azul ultramar les manda callar porque emplean con demasiada frecuencia la palabra lanzallamas. Y lo que es, es.  

Plaquette. Basura, poesía y Burros Verdes.
Foto de Iván Onia.
Hoy Gerd Brantenberg se ha sumado al grupo y con un puño levantado ha repartido maquillaje para todos. Sólo Ira Levin ha declinado el regalo porque no acepta ropajes y se ajusta un rostro robótico de mujer perfecta. Un sinsajo cruza el aula. Estoy de guardia. 

Y mientras una estudiante sueña conmigo, María Zambrano tropieza con las raíces del árbol sobre el que Descartes dejó grabadas sus iniciales, justo antes de preguntarse si las plantas tenían alma. Sólo al pellizcarse en sueños puede despertarse sudando, junto a su estufa vieja, frente a la ventana de esta ciudad de más de un millón de cadáveres, según estadísticas caducas, en la que ahora mismo un camión de la basura cumple puntual con su horario y esparce este olor que nadie quiere y a todos pertenece. 

 Continuará… 

 (Poesía lo serás tú)

Texto para el Encuentro de Verdes escritores y Escritoras. Casa de Juan Ramón Jiménez. Moguer, 26 de octubre de 2019.

domingo, 8 de septiembre de 2019

Somos memoria de cal y arena en las arrugas de nuestras manos. En cada sombra, la ropa planchada que dejamos abandonada en la huida y las ramas quebradas de una noche, que debió de oler a rebeldía y a estrellas. Con suerte, un cráter de Venus llevará uno de vuestros nombres.
Con suerte.
Antonia Maury conoce las estrellas por sus nombres. María Eimmart dibuja la luna en 250 ocasiones, hasta confeccionar un precioso mapa lunar. Ha comprado cristal pulido y fragmentos de espejo. Muchos años más tarde, Caroline Herschel descubre 17 nebulosas, cataloga más de 2.500 y descubre ocho cometas. Ellas saben que la bóveda celeste nunca fue celeste. Ni rosa.
Lo juran por Hipatia. Saben que un punto de apoyo es capaz de mover el mundo.
"De acuerdo a la segunda ley de Newton, la aceleración de un objeto es proporcional a la fuerza F actuando sobre ella e inversamente proporcional a su masa m".
Corren por sus muñecas sangre azul que es roja, y agua.
Y se saben hijas del comienzo. Por eso no renunciarán a llamar al misterio por su nombre, ni tampoco a bautizarlo con luz de mármol, latido de vientre o humo de sombra de espejismo.
Por eso no renunciarán a llamar al misterio por su nombre.
Por eso.

Las científicas de Harvard, hacia 1925.

Fotografía de Frances Benjamin Johnston, C. 1915.

El grupo de las calculadoras de Harvard, bajo la mirada del director del observatorio de la Universidad, Edward Charles Pickering. Harvard University



jueves, 14 de marzo de 2019

"Es hora de recapitular..."

Colectivo de Mujeres del Aljarafe / Conmemoración del 8M

Os esperamos en el Ateneo el Sábado 16 de marzo, a partir de las 20.00 horas