“La vida se arrastra desde el comienzo.
Se derrama, tiende a irse más allá…”
María Zambrano
Vivir
y celebrar la apariencia de la lluvia
o la resignación rojiza del otoño.
Vivir
y acoger la enseñanza del invierno,
despejar el hielo de las manos.
Vivir
en la incontenible constancia de la primavera
que grita a voces sus secretos.
Vivir,
a pesar de la niebla,
en la existencia inmediata
y en el vuelo,
en la pluma,
en el agua,
en la sal,
en los nidos,
en la voz,
en el otro:
y habitar la palabra.