“Saberse a salvo mientras se cabalga hacia La muerte sobre un caballo pálido, mientras se ata, una misma, con dos giros de muñeca, al mástil del barco. Acertadamente supo medir el temperamento de la tormenta hasta quebrase, hasta quebrarnos. Y vivir”.
LPV
No hay héroes en estos poemas, ni lugares que sustenten a sus personajes, más allá de la metáfora del itinerario hacia Isla Decepción. Y el mar. Los que naufragan en esta historia son aventureros vestidos de tragedia que, sin embargo, aún creen en la utopía. Se asoman a sus abismos y a sus destinos. Hospitalarios con los supervivientes del fracaso, son tan reales como los protagonistas de una leyenda.
Pronto, más noticias.
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